Giovanni: el director del vaso medio lleno

Hace 9 años atrás, en pleno verano, Giovanni Mora recibió una citación por parte de la corporación municipal de Lampa -a cargo del liceo en el cual ejercía como profesor de historia-. Estaba nervioso, pues no se imaginaba para qué podía ser la citación, la que finalmente resultó en una oferta para ser el nuevo jefe de UTP del liceo. “Nunca pensé obtener un cargo directivo, no porque creyera que no tenía las capacidades, sino porque no estaba en mis prioridades… Ni mucho menos a mis 29 años”, dice. Y así comenzó su primer gran paso en el camino del liderazgo educativo. 

Ejercer como profesor fue un camino desafiante para Giovanni. Tras egresar de Pedagogía en Historia en 2007 se trasladó a la comuna de Lampa para vivir con su esposa -también profesora- que estaba embarazada. Giovanni necesitaba conseguir un trabajo a la brevedad. Como profesor no encontró nada, por lo que aceptó varios trabajos diferentes a su rubro: primero como guardia de seguridad en unas bodegas, luego como promotor en una tienda de retail, después como profesor volante y, tras finalizar esta última, emprendió arrendando autos a pedales para niños en una plaza de San Bernardo.

Durante estas experiencias laborales Giovanni dice haber desarrollado muchas habilidades que lo han ayudado a conectar mejor con sus estudiantes, pues durante mucho tiempo se enfrentó a una difícil realidad, como muchas de las familias de ellos. Entonces, cuando el Liceo Manuel Plaza Reyes de Lampa le ofreció un puesto de trabajo como profesor estable, rápidamente fue valorado por la cercanía que lograba con ellos y el liderazgo que impartía fue tomando peso en el establecimiento, abriéndole posibilidades, la primera como asesor del Centro de Estudiantes, luego como jefe de UTP y más tarde como director. 

Giovanni -a la derecha- junto a un estudiante.

“Poke profe” le decían sus estudiantes por su apariencia jovial. Giovanni busca trabajar la confianza, la emoción y la empatía en su liderazgo. Recuerda cuando una vez le aconsejaron ocultar sus emociones como director, pero a él no le molesta mostrar cómo se siente en público y si una situación le genera una lágrima, la deja caer y comparte su emoción con la comunidad educativa. 

Tras 12 años trabajando en Liceo Manuel Plaza Giovanni sintió que ya era momento de un cambio. Así, postuló a través de la Alta Dirección Pública y se convirtió en el próximo director del Liceo Gabriel Gonzalez Videla A24 (GGV) en 2020. Haber ganado el concurso para él significó una validación concreta de sus capacidades. Y, pese a lo difícil que fue asumir su cargo en un establecimiento nuevo en pandemia, hoy valora la experiencia. 

Algo que Giovanni nunca supo antes de entrar al Liceo GGV es que el 85% de los estudiantes son inmigrantes. Incluso, fueron calificados como el establecimiento con mayor número de jóvenes inmigrantes en la Región Metropolitana. Giovanni lo destaca como una oportunidad para fomentar identidad y empoderamiento en los jóvenes. Asimismo, el equipo directivo ha debido preparar diferentes estrategias para apoyar a los estudiantes con las adversidades propias que conlleva su situación:  muchos de ellos llegaron por pasos no habilitados y les cuesta mucho obtener la documentación necesaria para acceder a becas, movilización, etc. Hoy en día tienen relación con múltiples organizaciones relacionadas inmigración y es un proceso que hacen como parte de su gestión. 

 

Giovanni -tercero de derecha a izquierda- junto a parte de su equipo.

Ahora Giovanni conoce más platos de comida que nunca y se expresa con nuevas palabras latinoamericanas. Él motiva a que sus estudiantes den a conocer distintas formas de cultura de sus países: a través del lenguaje, la música, la comida. “Me gusta que sepan que este director viene a hacer comunidad, y no para la tele, sino porque en realidad me importa mucho”, dice emocionado. 

Pero las convicciones de Giovanni no terminan ahí. Aún en el cargo de director Giovanni no cesó el compromiso que asumió poco antes de que lo contrataran como profesor en el Liceo Manuel Plaza: hacer clases a adultos en un liceo vespertino. Fueron tan grandes los lazos que formó con sus estudiantes y las ganas de ayudarlos a sacar sus carreras que, pese al cansancio y el agotamiento personal, durante 10 años asumió con gusto sus dos trabajos. 

Giovanni es fiel a la educación pública, tiene mucha fe en ella. Es por eso mismo que sus dos hijos están matriculados en establecimientos municipales de la comuna de Santiago. Para él, la educación TP es una oportunidad única que en una primera instancia surgió para los jóvenes que no contaban con los recursos necesarios para una educación superior, pero que hoy es una alternativa atractiva que ofrece diversas trayectorias educativas según los intereses de los propios estudiantes. Por eso, no tiene duda en que éste es el lugar desde donde quiere seguir aportando, ya que su trabajo le apasiona y, pese a que le cuesta asumirlo, se despierta y duerme pensando en su comunidad educativa; buscando entregar motivación, optimismo, expectativas y sobre todo empatía.

 

Francisco: el director Millennial

“Mi zona de confort es la permanente búsqueda de la mejora continua”, dice Francisco Manqui, director de un liceo ubicado en una pequeña localidad rural de Puyehue llamada Pilmaiquén. Es tan pequeña que Wikipedia sólo dice que “no posee una amplia población”, pero los esfuerzos de Francisco por liderar un establecimiento “joven” ha logrado que el Liceo Bicentenario People Help People de Pilmaiquén tenga más de 23 mil “me gusta” en su cuenta de TikTok. 

Francisco asumió el cargo en 2020, con 33 años y dos semanas antes de la pandemia. “En ese momento sentí que todo se derrumbó”, dice, pues cargado de energía y con ganas de buscar su sello como director, se enfrentó a una realidad que nadie había vivido, menos en un contexto donde aproximadamente el 60% de sus estudiantes no tienen ni señal de internet en sus casas.

Con todos esos desafíos Francisco cree que desarrolló una característica que para él es clave en un líder educativo: tratar siempre de ser inspirador. Tal característica lo ayudó a motivar a los docentes y equipo directivo del colegio para llevar a cabo el proyecto de “aula móvil”, donde adaptaron el furgón escolar a una sala de clases e iban a las casas de sus estudiantes a enseñar. Este proyecto innovador ganó un espacio en un noticiero nacional e impidió que los y las jóvenes del liceo sin conexión a internet perdieran meses de estudio.

Francisco -en el medio- junto a parte de su equipo

People Help People de Pilmaiquén contiene 27 hectáreas de terreno y se rodea de una vista privilegiada: intensos verdes y panorámicas de 3 volcanes: el Osorno, el Puyehue y el Puntiagudo; lo que ha despertado en esta comunidad educativa una gran admiración por la naturaleza y su preservación. El establecimiento ofrece dos especialidades: gastronomía y agropecuaria, así como también un hogar para aquellos estudiantes que se internan de lunes a viernes y donde, muchos de ellos, viajan más de 3 horas para llegar. Esto, transmite Francisco, posibilita una cercanía inigualable en la comunidad educativa.

Francisco se enteró de la vacante en el establecimiento recién egresado de pedagogía en Matemática y asistió a una entrevista no muy seguro, por lo lejos que le queda el liceo desde su casa en Osorno. Sin embargo, el proyecto educativo lo cautivó, por lo que terminó desempeñándose 12 años como profesor de matemática en el establecimiento, los últimos como coordinador nacional de matemáticas para SNA Educa -la red educacional de la cual el Liceo es parte-, quien le ofreció el mencionado cargo por los excelentes resultados que Francisco lograba en las pruebas de medición.

Y así, justo en el momento en que este profesor sentía internamente la necesidad de un cambio, para evitar caer en una rutina, le ofrecieron ser director. “Quiero que este establecimiento sea joven y con capacidad de adaptarse a los cambios tecnológicos”, dice con mucha seguridad luego de liderar el establecimiento dos años. Francisco es millenial, evita las formalidades y podría fácilmente estar participando de un video de TikTok con sus estudiantes, dando un consejo a alguno de ellos o generando risas de los jóvenes con sus comentarios durante las visitas a las salas de clases.

 

Francisco junto a estudiantes del establecimiento.

Además, está convencido que una de las habilidades que más ayudaría a sus estudiantes a enfrentarse al mundo, es desarrollando el pensamiento computacional. Por esa misma razón, gracias al plan de estudios de SNA, desde primero medio los jóvenes comienzan a tener clases sobre tecnología y progresivamente adquieren conocimientos en programación. “Los softwares que enseñamos utilizar en las especialidades estarán obsoletos en un par de años, por eso es fundamental que los estudiantes comprendan el lenguaje de la tecnología”, dice.

Los desafíos de liderar un establecimiento no terminan. Desde este año la pandemia dejó de ser el principal obstáculo en el aprendizaje de los estudiantes, pero hoy las escuelas de todo el mundo -y en particular el establecimiento liderado por Francisco-, se enfrentó a una situación compleja relacionada con la convivencia escolar. “En un momento sentimos que tocamos fondo, pero con el equipo de gestión decidimos que no lo íbamos a permitir”, señala el director.

Ante esto, Francisco tuvo claro que en este momento la prioridad no era la enseñanza, sino trabajar los problemas sociales que se reflejan en la comunidad educativa post pandemia. Así, se levantó el tema como algo urgente de trabajar y se construyó un comité de convivencia escolar, el cual, en su primera labor, se encargó de hablar con toda la comunidad educativa -personal de aseo, inspectores, apoderados, directivos, docentes, estudiantes- para conocer sus inquietudes, preocupaciones y problemas.

A partir de ese diagnóstico se construyó un plan basado en acercar a la comunidad educativa a través de “actividades participativas”, donde se realizaron reuniones entre 8 y 10 estudiantes para conversar y conocerse mejor, el principal aspecto que notaron que generaba estos problemas de convivencia, tras haber dejado de compartir por dos años.

Con todas estas acciones ahora las cosas están mejor en People Help People, quienes de a poco se han adaptado a un nuevo mundo, con nuevas dinámicas y formas de relacionarse; ante esto Francisco no teme, los cambios son parte de la generación millennial y los acepta con gusto y entusiasmo; esperando siempre transformarlos en un aporte para sus estudiantes.

 

Lorena: la directora sin imposibles

“No tiene pelo”, le dijo Vicente a Lorena al tomar en brazos a su hijo. Vicente no ve nada debido a su discapacidad visual y vive en dependencias del Sename. Él nunca había tocado ni alzado a un recién nacido y ese momento de confianza que le permitió Lorena no lo olvidó nunca. 

Lorena Siqués es directora del colegio Hellen Keller de Ñuñoa (RM) -para estudiantes con discapacidades visuales- desde hace 5 años. Estudió Educación Diferencial en la Universidad Católica de Valparaíso y sus primeros pasos en el mundo laboral fueron en una escuela hospitalaria y en un colegio para niños autistas de la quinta región. Luego de realizar un magíster en discapacidad múltiple y especializarse en temas relacionados con autismo, postuló a un colegio para niños con discapacidades visuales en Santiago.

A pesar que la discapacidad visual no era su área de expertiz, Lorena sí tenía cercanía con el tema. A sus cuatro años de edad estuvo un mes sin poder ver debido a las vendas que tenía en sus ojos tras la cirugía para corregir su estrabismo. Aunque recuperó su vista, la experiencia le permitió comprender muchas de las adversidades diarias que viven las personas con discapacidad visual: si su abuela cambiaba de lugar algún objeto de la casa -que ella se aprendió de memoria en aquel mes- de inmediato se tropezaba con él.

El colegio Hellen Keller recibe a niños, niñas y jóvenes con baja visión, discapacidad visual completa, u otras discapacidades -siempre y cuando tengan problemas en la visión-. “Hay estudiantes -y profesores- que no ven, algunos que sólo ven con ayuda de una lupa, algunos que ven luces, otros de manera borrosa, sólo por los lados; cada uno tiene su condición particular, pero aquí hacemos de todo, no es un tema no ver”, dice, narrando y recordando las diversas experiencias a las que se han aventurado en el recinto: tenis, atletismo, fiestas de graduación, etc.

Lorena Siqués a la izquierda, junto a parte de su equipo.

Las aulas están compuestas por ocho estudiantes por nivel -desde kínder a octavo básico-, mientras que las especializaciones o “talleres laborales” -artesanía, masoterapia, huerto y envasado de frutos secos-, vendrían siendo la ‘educación media’ y los y las adolescentes pueden permanecer hasta los 26 años. La masoterapia es la única especialidad reconocida por el Ministerio de Educación. Estos talleres se imparten para jóvenes que presentan discapacidad múltiple, que no pueden acceder a la educación media en un liceo TP y quieren desarrollar habilidades para realizar emprendimientos -o similares-. Lorena asegura que el próximo desafío que intentará abordar es la trayectoria de aquellos jóvenes que permanecen en los talleres.

El resto de los estudiantes -un porcentaje variado según cada generación- salen de octavo básico y se van a diversos colegios a estudiar la educación media. A Lorena la llena de orgullo ver cómo crecen y van siendo más autónomos. Ella misma contacta por teléfono a quienes recibirán a sus estudiantes en los diversos establecimientos, asegurándose de que saben que llegará alguien con discapacidad visual y que estos cuentan con los implementos necesarios para su desarrollo escolar. Además, les hace seguimiento para ver si logran adaptarse bien.

La directora recuerda con orgullo la historia de dos hermanos gemelos -que tienen ceguera total- y participaron del taller de envasado de frutos secos . Ellos hoy en día venden mermelada casera con el apoyo de su mamá. Los gemelos cumplen con la tarea del envasado, mientras que su madre cocina la mermelada. Lorena destaca que la tarea de los hermanos, pese a ser simple para otros ojos, para ellos es una habilidad para desenvolverse y se contentan de poder aportar al negocio familiar, mantenerse activos y en constante desarrollo de sus habilidades.

Lorena, desde que asumió su cargo, ha intentado mostrarle a su equipo que las cosas sí funcionan a través de un liderazgo participativo, motivándolos a asumir desafíos por su cuenta. Cuando llegó al puesto de directora, una de las cosas que más le preocupaba – al ser una aficionada de los libros- era poder enriquecer la biblioteca con más opciones de libros en braille y macrotipo para sus estudiantes. Así, ella misma se encargó de comprar libros y, junto a sus colegas, comenzaron a transcribirlos en braille para permitir a sus estudiantes el placer de leer y transportarse a otras realidades. Esto escaló al punto que, actualmente, Lorena junto a su equipo están elaborando una actualización del manual de estrategias de enseñanza del braille, algo completamente vanguardista en Chile.

Pero éste no es el único ejemplo en el que la directora ha ido más allá: ¿Quién hubiera pensado que personas con discapacidad visual pudiesen contemplar un eclipse total? El 2 de julio de 2019, mientras algunos se trasladaban de lugar para presenciar de mejor manera el fenómeno, o aseguraban sus lentes para ver el espectáculo, en el colegio Hellen Keller intentaban que sus estudiantes pudieran vivenciarlo de alguna manera. Así, con el apoyo del Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS) y el Ministerio de Ciencias, sus estudiantes lograron disfrutar un eclipse por primera vez donde, a través del Braille, material táctil y sonido pudieron imaginar y sentir un eclipse total.

Además del desafío que significa liderar este establecimiento, el colegio nunca se encuentra vacío. Hay estudiantes que viven de lunes a viernes y Lorena con su familia comparten mucho tiempo con los ellos, pues asegurarse de que estén bien y no les falte nada para la directora es esencial. Lorena agradece que sus hijos puedan compartir con personas con diversas capacidades, lo que les ha permitido desarrollar y formar su carácter de manera distinta.

¿Cómo sería enseñarle a un niño que no ve lo que es la luz?, ¿cómo ayudarlos a desplazarse con la ayuda de un bastón? 

“La sociedad muchas veces piensa que estas escuelas son como guarderías, o un lugar donde los niños van a jugar. Aquí hay mucho trabajo serio y profesionalismo y eso me encantaría transmitir”, dice Lorena, quien cree en las capacidades de las personas en situación de discapacidad desde una mirada positiva, no desde la pena y solidaridad; construyendo así una educación de calidad que valore y respete las diferencias. 

Plan Local de Desarrollo Profesional Docente: Matrices para su elaboración, con foco en EMTP

Esta herramienta surge desde el trabajo con diferentes equipos directivos, y propone un formato de matrices para que los liceos técnico profesionales puedan formular y estructurar sus Planes Locales de Desarrollo Profesional Docente.

Dichas matrices son un complemento a la herramienta: “Plan Local de Desarrollo Profesional Docente: Sugerencias para su elaboración, con foco en EMTP”, en la cual se explican y ejemplifican los 3 componentes propuestos para facilitar la elaboración del Plan Local: Análisis de necesidades de aprendizaje de los estudiantes TP; Análisis de las capacidades docentes TP; Formulación de acciones del Plan Local.

Plan de Mejoramiento Educativo (PME): Planilla para análisis de nudos críticos

El presente recurso es un complemento a la herramienta: “Plan de Mejoramiento Educativo (PME): Sugerencias para su elaboración, con foco en EMTP”, dentro de la cual se propone una actividad para identificar nudos críticos, en base al análisis de los Estándares Indicativos de Desempeño TP (EID TP).

Esta planilla permite registrar las evaluaciones individuales de los Estándares Indicativos de Desempeño TP (EID TP), calculando al mismo tiempo los puntajes grupales, lo cual permite identificar de manera colaborativa cuáles podrían ser los principales nudos críticos necesarios de abordar en los PME de cada institución.

Para contar con todo el kit de recursos relacionados con la elaboración de los PME con foco en TP ver “Recursos relacionados”.

Plan de Mejoramiento Educativo (PME): Matrices para su elaboración, con foco en EMTP

Esta herramienta surge desde el trabajo con diferentes equipos directivos, y propone un formato de matrices para que los liceos técnico profesionales puedan formular y estructurar sus Planes de Mejoramiento Educativo (PME).

Dichas matrices son un complemento a la herramienta: “Plan de Mejoramiento Educativo (PME): Sugerencias para su elaboración, con foco en EMTP”, en la cual se explican y ejemplifican los pasos propuestos para facilitar la elaboración del PME: Identificación de nudos críticos; Formulación de objetivos, metas estratégicas y estrategias; Formulación de acciones estratégicas.

Para contar con todo el kit de recursos relacionados con la elaboración del PME con foco en TP revisar “Recursos relacionados”.

Plan de Mejoramiento Educativo (PME): Sugerencias para su elaboración, con foco en EMTP

Esta herramienta surge desde el trabajo con diferentes equipos directivos, y propone un formato para que los liceos técnico profesionales puedan formular y estructurar sus Planes de Mejoramiento Educativo (PME). Para esto se enfoca en 3 pasos, proponiendo matrices para facilitar su elaboración, y dando ejemplos de cada uno: Identificación de nudos críticos; Formulación de objetivos, metas estratégicas y estrategias; Formulación de acciones estratégicas.

Para contar con todo el kit de recursos relacionados con la elaboración del PME con foco en TP revisar “Recursos relacionados”.

Plan Local de Desarrollo Profesional Docente: Sugerencias para su elaboración, con foco en EMTP

Esta herramienta surge desde el trabajo con diferentes equipos directivos, y propone un formato para que los liceos técnico profesionales puedan formular y estructurar sus Planes Locales de Desarrollo Profesional Docente. Para esto se enfoca en 3 componentes, proponiendo matrices para facilitar su elaboración y dando ejemplos de cada uno: Análisis de necesidades de aprendizaje de los estudiantes TP; Análisis de las capacidades docentes TP; Formulación de acciones del Plan Local.

Carlos: El director vecino

  • Carlos, ¿alguna vez has pensado en ser director? 

Le preguntó Marcela Caico, la directora del Liceo Carlos Ibáñez del Campo a Carlos Cárdenas, quien en 2013 y a sus 30 años se desempeñaba como profesor de educación física del establecimiento ubicado en Fresia, comuna de 12 mil habitantes -mitad urbano mitad rural- de la región de Los Lagos.

Efectivamente, Carlos nunca lo había pensado, pero cree que el liderazgo especial que ejercen los profesores de educación física, cargados de entusiasmo y motivación, fue lo que en ese momento lo hizo destacarse frente a la entonces directora.

La primera vez que Carlos Cárdenas salió de Fresia fue a los 19 años, para estudiar pedagogía en Osorno. La segunda, 12 años después para asistir a Santiago a las clases de formación de directores, beca del Estado a la que optó luego de la esperanza que sembró en él Marcela. “Ese año -2014- terminé muerto”, dice, pues de lunes a jueves trabajaba como profesor de educación física; los jueves en la tarde tomaba un bus de Fresia a Puerto Montt, para luego tomar otro de Puerto Montt a Santiago. Llegaba el viernes en la mañana a la gran capital de Chile para estudiar y volver a realizar el mismo trayecto los sábados en la noche. Sin embargo, a pesar del cansancio y esfuerzo de esos 5 meses, afirma que la experiencia valió absolutamente la pena.

En Fresia todos se conocen: los estudiantes del Liceo son los vecinos de Carlos, son con quienes se encuentra en los partidos de fútbol. Los apoderados son parte de la junta de vecinos a la que asiste. Por ese motivo Carlos se enfrentó a un gran desafío cuando finalmente asumió como director a los 33 años en un lugar donde los directores de colegios tienen, por lo general, largas trayectorias en educación.

Carlos Cárdenas en la izquierda superior.

Él reconoce haber aceptado el cargo muy joven y con un gran vacío de conocimientos en diversas áreas, por esa misma razón, todos los años realiza al menos un curso, diplomado o magíster. Carlos siente que tiene una deuda con los conocimientos técnicos pedagógicos, aquellas aptitudes que sirven para guiar a los profesores en su mejoramiento dentro del aula y está trabajando de manera especial en fortalecerlas.

“Nuestro sello es la solidaridad y la empatía, porque sabemos lo difícil que es vivir en el sur”, dice Carlos, lamentando que sea un sello que no se puede medir en las pruebas de rendimiento, como el Simce. En Fresia no hay grandes industrias que permitan la empleabilidad y la gente, por lo general, trabaja por temporadas -sin un sueldo fijo-, o deben recorrer grandes distancias para acceder a sus trabajos. Lo mismo sucede con gran parte de los estudiantes, docentes y equipo directivo, pues al vivir en zonas rurales, deben despertarse muy temprano para llegar a las 8 de la mañana, por no mencionar cuando las lluvias afectan el terreno y muchas veces imposibilita la movilidad.

En la pandemia muchas familias no pudieron salir a trabajar y la mala cobertura de internet en la zona rural imposibilitaba la implementación de la modalidad online para algunos estudiantes, dice Carlos, aprovechando de disculparse por las reiteradas interrupciones causadas por esas similares fallas técnicas durante la entrevista. 

Debido a lo anterior, y teniendo siempre la solidaridad como pilar fundamental, Carlos junto a sus colegas decidieron, en plena pandemia, realizar una colecta de dinero para los hogares de sus estudiantes, los cuales se encontraban en una situación económica complicada. “Cada mes juntábamos entre 700 y 800 mil pesos para armar canastas de abarrotes (…) Te diría que funcionamos como una pequeña municipalidad”.

Carlos tiene diversos proyectos que busca implementar en el liceo para mejorar la calidad de aprendizaje de los y las estudiantes. Uno de ellos lo está empujando en conjunto con el Centro de Padres y busca concretar la instalación de un invernadero en el recinto educacional. El proyecto será postulado al gobierno regional y busca ser una herramienta para la especialidad agropecuaria, así como una oportunidad de utilizar los desechos de la comida Junaeb para el tratamiento de la tierra. También espera realizar una corrida escolar para la fecha de aniversario de la institución, e invitar a participar a los 84 colegios de Llanquihue.

Por otro lado, Carlos ya cuenta con la puesta en marcha del proyecto de formación dual -proceso para formar alumnos en profesiones y oficios en el que participan de forma coordinada la escuela y la empresa-. La idea de Carlos y su equipo es conseguir un aumento en la tasa de egreso con el título técnico a nivel intermedio aprobado, pues en el 2019, solo un 24% de los estudiantes lograron conseguirlo. De hecho, ya para el 2022 y gracias a diferentes convenios empujados por el equipo directivo, el 100% de los estudiantes en la especialidad de párvulos lograrán egresar con su título, lo que para Carlos es realmente gratificante.  

Para poder avanzar y despejarse a Carlos le gusta trotar en el estadio comunal. En su ritual sagrado repasa los avances que ha conseguido y proyecta lo que viene. El deporte le ayuda a bajar la intensidad de su rutina y respirar. Durante el día está en contacto con mucha gente: estudiantes, apoderados, equipo docente y directivo, así como con representantes de la comuna en general. Carlos conoce a la gente, los llama por su nombre; conoce el sinfín de necesidades que tiene la comuna y sus habitantes. Carlos es fresiano de corazón y, como director, se hace cargo de ello, intentando, desde su trabajo, mejorar las condiciones de su tan querida comunidad.

Patricia: La directora autodidacta

En 2007, a sus 27 años, y como artista visual, Patricia se encontraba en México estudiando un magíster en escultura, pues le interesaba la intervención del arte en lo público, lo social, y se fue al país donde se encuentran las esculturas e intervenciones ‘in situ’ de los artistas más notables del mundo. Allá, la contingencia nacional chilena -el gobierno de la primera presidenta mujer, Michelle Bachellet y la movilización estudiantil, más conocida como ‘Revolución Pingüina”- la inspiraron tanto que decidió regresar al país y aportar su granito de arena a lo que exigían los y las jóvenes: educación de calidad. 

Patricia no cree haberse alejado de lo que a sus 18 años la entusiasmaba. Si bien el arte y la dirección TP pueden parecer disciplinas muy distintas, ella tiene un análisis distinto: para hacer una escultura, hay que tener muy claro el proceso y lo que que se quiere comunicar, hacer muchos bocetos, probar diversos materiales y ver cuáles se ajustan mejor al resultado final al que se busca llegar y a lo que se intenta transmitir.  “Así como tuve un cuaderno de artista de bocetos, tengo mi cuaderno de directora donde guardo los procesos que voy viviendo antes de tomar una decisión de gestión”, dice.

El primer acercamiento de Patricia a la docencia fue con Enseña Chile, institución que invita a profesionales de diversas disciplinas para que trabajen como docentes por dos años, con la esperanza de transformar las salas de clases más desafiantes del país. Con toda esa inspiración de contribuir al desarrollo de la educación, Patricia se topó con una dura realidad en el colegio que le asignaron, ubicado en la comuna de Puente Alto (RM). Esta experiencia fue clave y sembró en ella la inquietud de poder enseñar, educar y gestionar un establecimiento con profesionalismo y vocación, entregando una educación de altas expectativas para los y las estudiantes. “Tengo que sacar la docencia y ser directora”, se dijo. 

Con tal determinación en dos años sacó la pedagogía en Lenguaje y Comunicación de manera vespertina. Pensó que el camino -desde obtener el título a llegar a ser directora- iba a ser largo, pero luego de cinco años trabajando en Liceo San Luis Beltrán de Pudahuel, y tras participar del proceso de Alta Dirección Pública, le ofrecieron el puesto que tanto anhelaba en una de las comunas con mayor porcentaje de pobreza en la Región Metropolitana. “Me sentí súper sola porque yo no sabía nada de lo que significaba ser directora, me tuve que hacer un archivador, lo imprimí y comencé a leer”, manifestó Patricia, quien se define como una directora autodidacta. 

Patricia ha vivido situaciones desafiantes, como aquella vez que un camión se robó “literalmente todo” el equipamiento del liceo; o cuando se enfrentó con un 38% de aprobación en la evaluación que le hicieron los docentes. “Me quería morir”, dice, pero tras varios análisis personales entendió que se había centrado mucho en la convivencia escolar y la cultura del establecimiento y poco en los procesos académicos o análisis de resultados. Y, como buena autodidacta, se centró en mejorarlo de manera rigurosa. Hoy tiene un 98% de aprobación por parte de su equipo docente. 

Como directora, Patricia busca impulsar proyectos que sean un aporte para la comunidad. Recuerda con orgullo cuando, junto a la empresa internacional Ericsson y los estudiantes de la especialidad de Telecomunicaciones del Colegio San Luis Beltrán, crearon un sistema para iluminar con internet la población colindante al establecimiento; brindándoles también la posibilidad de acceder a wifi.  Sin embargo, ella destaca que una de las experiencias más enriquecedoras sucedió en 2015, cuando, debido a la confusión que existía en los apoderados por cómo realizar la declaración de impuestos al Servicio de Impuestos Internos -por lo que acudían al liceo en busca de ayuda-, se determinó que los estudiantes de la especialidad de contabilidad ayudarían anualmente a los apoderados en este proceso como parte de su programa, ayudando directamente a la comunidad educativa.  

“Las cosas van a pasar, sí, lo importante es cuándo y cómo”. Este fue el mejor consejo que recibió Patricia y lo recuerda cada vez que intenta impulsar nuevas iniciativas. Así, su sueño es que, de acá a 6 años, el liceo pueda recibir estudiantes con capacidades distintas, valorando a cada persona, potenciando sus distintas habilidades y sueños personales, dándoles la posibilidad de desarrollarse en el mundo laboral. 

Mirando atrás esa etapa en que aún era una artista visual, Patricia dice que habría elegido el mismo camino, reiterando con fuerza que se necesitan muchas más personas que sientan la convicción de entregar sus habilidades y conocimientos como adultos referentes para que jóvenes, niños y niñas puedan elegir un futuro mejor.