El proyecto “Cracks TP” en su primera versión, presenta las historias personales y profesionales de diversos directores y directoras de establecimientos escolares técnico profesionales de todo Chile, quienes son un referente de compromiso, talento, y logros en sus comunidades educativas.
Así en el presente video, se introducen parte de los relatos de los 15 directoras y directores que forman parte del primer libro de Cracks TP.
En 2016, Diego Elorza fundó Urbanatika, un emprendimiento social dedicado a promover el desarrollo urbano sostenible y la regeneración ecológica en las ciudades. Su organización se especializa en planificar y ejecutar proyectos que buscan transformar los entornos urbanos en espacios más verdes, saludables y resilientes, respondiendo a los desafíos del cambio climático. Urbanatika rápidamente ganó reconocimiento, obteniendo múltiples premios y fondos tanto a nivel nacional como internacional, lo que permitió a Diego viajar a Inglaterra para explorar e innovar en el ámbito agrícola. Sin embargo, cuando el proyecto alcanzó un punto crucial, Diego decidió, tras un proceso de discernimiento ético, convertirlo en una fundación sin fines de lucro.
Diego creció en una población de Conchalí y luego se trasladó con su familia a una villa en Quilicura, donde la parroquia desempeñaba un rol importante en la comunidad, tanto por su influencia territorial como por su fuerte conciencia social. Este sentido de responsabilidad social le fue inculcado por su abuela, una activa dirigente comunitaria. “Crecí viendo cómo el apoyo mutuo y el trabajo comunitario pueden cambiar vidas”, recuerda Diego.
Debido a su contexto socioeconómico desafiante, sus padres vieron en la educación técnico-profesional una vía para mejorar su futuro y lo inscribieron en el Liceo Industrial Chileno Alemán, con la esperanza de asegurarle mejores oportunidades. El esfuerzo era considerable: Diego pasaba cuatro horas diarias en transporte público, combinando micro y metro para llegar al liceo y regresar a casa. Al momento de elegir una especialidad, sus profesores le recomendaron Electrónica, reconociendo su potencial y asegurándole que era la mejor opción para un futuro prometedor. No se equivocaron; Diego se destacó rápidamente en su área, y junto con su formación parroquial y comunitaria, pudo sentar las bases para su futuro en la innovación social y tecnológica.
A pesar de su formación académica, Diego dedicaba gran parte de su tiempo a participar en una comunidad religiosa de su población, lo que lo llevó a formar una pastoral en el colegio, donde rezaban, acompañaban y escuchaban a estudiantes en situaciones difíciles. “Había una realidad súper compleja; estudiantes de familias con altos ingresos económicos y otros provenientes de contextos más vulnerables”, recuerda Diego. Esta diversidad le brindó una comprensión profunda de las desigualdades sociales.
En cuarto medio, experimentó la formación dual, que significaba asistir solo dos días al liceo y pasar el resto de la semana trabajando a tiempo completo como practicante en una empresa de laminado de acero, donde se desempeñaba en mantenimiento electrónico. La práctica les daba a Diego y a los otros practicantes un apoyo mensual de 50 mil pesos, y en ocasiones, la empresa otorgaba un bono de $50.000 a los trabajadores contratados que hicieran alguna innovación. Aunque Diego no estaba en esa categoría, sus aportes fueron tan valiosos que hicieron una excepción: una de sus innovaciones mejoraba el rendimiento de los residuos del acero en el proceso de salida del horno, y otra estaba relacionada con sistemas de compensación de agua para las duchas.
Estas primeras experiencias en el mundo laboral y el consejo de uno de sus profesores lo convencieron de estudiar Ingeniería en Automatización en INACAP. Los dos primeros años de estudio fueron muy fáciles para él, ya que su formación en el liceo y la experiencia en la formación dual le habían dado una base sólida que lo hacía destacar entre sus compañeros, especialmente en el manejo de la técnica, herramientas y laboratorio.
Sin embargo, en ese momento, Diego no estaba tan motivado por los estudios, ya que se encontraba en un proceso de discernimiento vocacional con los jesuitas para decidir si su vida sería la del sacerdocio o la del matrimonio, basado en tres pilares de acción: vida apostólica, comunitaria y sacramental. Dedicaba gran parte de su tiempo a la presidencia de una agrupación social con personalidad jurídica que postulaba a fondos y apoyaba a comunidades en situaciones de alta vulnerabilidad en Quilicura, y también como coordinador de la pastoral juvenil de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de esa comuna.
Su participación en la parroquia lo llevó a viajar por diferentes partes de Chile, incluyendo misiones en Chiloé, el norte del país en fiestas tradicionales y otras regiones. Durante ese tiempo, reflexionó profundamente sobre su futuro. Consideró la posibilidad de convertirse en sacerdote. “En el último proceso de discernimiento, logré vincular lo que estudié con una pregunta que me surgió en una misión humanitaria en Bogotá, Colombia: ¿cómo se podría dar acceso ‘disponible’ al agua potable a la población de San Luis?” Esta pregunta fue el punto de partida para la creación de Urbanatika, su emprendimiento social que luego transformó en ONG.
Diego ya cuenta con tres diplomados en EDTECH, Docencia Universitaria y Emprendimiento e Innovación Tecnológica. Actualmente, se desempeña como docente universitario en la carrera de Ingeniería en Automatización y Robótica en la Universidad Andrés Bello y como Ejecutivo Senior de Innovación en Transferencia Tecnológica en el área de Software y Recursos Pedagógicos en la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile. Su objetivo es cursar un doctorado, y en la actualidad, tiene dos grandes sueños en lo profesional.
El primero está relacionado con que Urbanatika pueda crear negocios sostenibles a bajo costo: “Me frustra profundamente que una lechuga, que tiene un costo de producción entre $200 y $500, se venda por $1.000 o $1.500, y que en el Diario Financiero aparezca que una startup de cultivo hidropónico en la comuna de Quilicura -mi comuna- ha levantado 6 millones de dólares (…) y que no haya capacidad de reducir el costo de la canasta familiar”. Diego sostiene que hoy en día existe tecnología para reducir los costos de producción agrícola y está determinado a demostrarlo, ya que es necesario intervenir en la cadena de suministro, con producción sostenible, tecnificada, distribuida y local, aplicando inteligencia artificial, automatización y robótica.
El segundo sueño de Diego es vincular a los liceos industriales de Chile y crear una red de manufactura distribuida para la industria 4.0. “Esto podría acelerar el desarrollo de la industria de I+D -investigación y desarrollo-, que está muy rezagada en Chile, además de la inversión actual del gobierno en esta materia. Tenemos la capacidad y la masa crítica para lograrlo desde los liceos técnico-profesionales.”
El discernimiento ha sido una constante en la vida de Diego. Reflexionando sobre la educación técnico-profesional, Diego cree que estos liceos tienen una responsabilidad enorme, ya que son fundamentales para la producción del país. Muchos liceos industriales en Chile están vinculados con importantes industrias nacionales, como SOFOFA, ASIMET y la Cámara Chilena de la Construcción, entre otras. No obstante, asegura que faltan herramientas de emprendimiento y negocios sostenibles, y sugiere que nunca se debe perder de vista el factor humano: “Los liceos TP reciben estudiantes en situaciones socioeconómicas muy complejas, pero que de alguna manera sostendrán la economía del mañana si se invierte en el potencial de la manufactura local y distribuida del país”.
Aún hoy, el liceo del cual egresó le pide que dé charlas a estudiantes para que visualicen cómo podría ser su trayectoria tras estudiar la especialidad técnica en Servicios de Turismo o una carrera profesional de Ecoturismo posteriormente. A ellos les dice: “Si se dedican a lo que aman, estarán condenados al éxito” y “saber es poder”, alentándolos a estudiar siempre que tengan la oportunidad, ya sea a través de internet, un curso breve o un diplomado.
Allison Olivares, originaria de Viña del Mar, pasó su infancia y parte de su adolescencia en España, donde vivió con su madre. Enamorada del país, se veía a sí misma desarrollando una carrera como fotógrafa o diseñadora en el viejo continente. Sin embargo, los planes cambiaron abruptamente cuando, a los 12 años, su madre decidió regresar a Chile, llevándola de vuelta a su antigua casa en Quilpué. “No sabía nada de Chile, no quería volver… al principio fue horrible“, recuerda.
En medio de este nuevo escenario, la familia decidió que Allison ingresara al Liceo de Gastronomía y Turismo de Quilpué, ya que estaba cerca de su casa y un amigo de la infancia le había dado muy buenas referencias del lugar. Durante primero y segundo medio, los estudiantes recibían clases tanto de Gastronomía como de Turismo, lo que les permitía explorar ambas áreas y decidir con autonomía cuál especialidad elegir en tercero medio. Para Allison, los paseos en terreno de la especialidad de Turismo fueron fundamentales para comenzar a reconciliarse con Chile: “Siempre me gustó la fotografía, así que me llamaba mucho la atención ir a lugares naturales y ver tanta naturaleza; en España veía mucha ciudad y patrimonio“. Fue así como decidió optar por la especialidad de Turismo.
Después de esos dos años de adaptación, Allison finalmente se sentía feliz en tercero medio. “Me encantó la especialidad, teníamos muy buenos profesores que nos enseñaban distintas ramas del turismo… ahí encontré mi pasión y supe que quería seguir desarrollándome en esa área“.
A los 17 años, Allison ingresó a estudiar Ecoturismo en el Duoc UC de Valparaíso, una carrera centrada en el turismo en entornos naturales. “Al principio, sabía mucha información técnica que la mayoría de mis compañeros no manejaban, y junto a la experiencia laboral que adquirí en las prácticas, sentí que entré con muchas herramientas que me dio el liceo y una muy buena base para sobresalir“. Además, gracias a sus conocimientos, Allison trabajó durante las vacaciones de verano en el Centro de Buceo Austral Divers de Quintay, a cambio de certificaciones de buceo.
En 2018, cuando le faltaban solo sus últimas prácticas para titularse, CONAF le ofreció la oportunidad de realizarlas en el Archipiélago Juan Fernández. Seis años después de aquella experiencia como practicante, Allison sigue viviendo en la isla desde entonces y visualiza su vida en esta remota localidad, ubicada a 670 kilómetros del continente.
Inquieta y con una profunda conexión con el entorno, Allison se ha desempeñado en todo tipo de trabajos y actividades ligadas a la educación ambiental y la conservación en la isla: impartió clases de educación ambiental en una escuela Montessori, trabajó en la municipalidad como parte del gabinete del alcalde, creó libros ilustrados sobre flora y fauna endémica, y se dedica al turismo a través de su emprendimiento Active Ecoturism. Sin embargo, lo que nunca ha dejado de lado son los talleres y actividades gratuitas que organiza para los niños, niñas y jóvenes de la comunidad. “Creo que es mi manera de retribuir lo mucho que me ha dado la isla“, comenta.
El reconocimiento como ‘Mujer Impacta’ en Mujeres en Turismo en Chile 2023 lo recibió por ser pionera del fungi turismo en la isla. Allison siempre sintió atracción por lo mágico y místico, aspectos que veía reflejados en los hongos, pero nunca había tenido la oportunidad de explorarlos, ya que nunca había estado en un lugar con tanta variedad de funga. Durante su primer invierno en Juan Fernández, quedó impresionada con la abundancia de ‘Amanita muscaria’, el icónico hongo rojo con pintas blancas, que se encontraba en distintos sectores del poblado San Juan Bautista de la isla. “Entonces pensé, si acá está lleno de hongos, ¿cómo será en zonas inhóspitas de la isla?” comenta.
Allison comenzó a investigar los hongos, como la Callampa de Pino -que es comestible-, además de una gran diversidad de especies en el bosque endémico, muy diferentes a las del poblado. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no había información completa sobre la funga de Juan Fernández, a pesar de que el archipiélago es un parque nacional y reserva mundial de la biosfera, conocido por su riqueza en especies endémicas.
Determinada a llenar ese vacío, Allison organizó talleres y programas de fungi turismo, que tuvieron una excelente acogida, aunque se enfrentó a la barrera de la falta de información. En sus búsquedas, encontró la Fundación Fungi y les propuso un proyecto de investigación para catalogar la funga de la isla y protegerla. “Puede que haya hongos endémicos y no lo sabemos“, les dijo.
El proyecto se concretó y Allison obtuvo los permisos necesarios para extraer muestras. En las primeras expediciones realizadas esta temporada, logró colectar aproximadamente 30 hongos diferentes que ahora están siendo analizados biológicamente. Con esta información, se creará una guía de los hongos del archipiélago. “Estoy muy ansiosa esperando los resultados y que haya alguno que no estaba identificado (…) Este proyecto recién comienza y tomará años esta gran investigación científica“.
Reflexionando sobre sus logros y desafíos futuros, Allison declara que quiere seguir en el mismo lugar, pero con su proyecto Active Ecoturism más consolidado, con un equipo de profesionales que trabajen con ella e integren a la comunidad local. A pesar de los desafíos de vivir en la isla, como la lejanía de la familia y los amigos, Allison siente que sus proyectos personales le dan la fuerza para continuar.
Desde su casa, cuenta que tiene una vista hermosa hacia el mar y los cerros. “Me hace sentir como si viviera de vacaciones“, dice, feliz. Mirando atrás, agradece a la Educación Media Técnico Profesional por haberla acercado a lo que de verdad la apasiona. “Los liceos TP te orientan muchísimo hacia tus intereses y, además, tienes la opción de salir con un título que te permite seguir profesionalizándote… creo que es una muy buena manera de asegurarte un futuro“.
Aún hoy, el liceo del cual egresó le pide que dé charlas a estudiantes para que visualicen cómo podría ser su trayectoria tras estudiar la especialidad técnica en Servicios de Turismo o una carrera profesional de Ecoturismo posteriormente. A ellos les dice: “Si se dedican a lo que aman, estarán condenados al éxito” y “saber es poder“, alentándolos a estudiar siempre que tengan la oportunidad, ya sea a través de internet, un curso breve o un diplomado.
En años recientes, varios gobiernos han intentado establecer una carrera directiva sin éxito. En línea con este compromiso, el Ministerio de Educación formó mesas de trabajo con diversas instituciones, incluyendo al CILED, para elaborar el proyecto de ley correspondiente. La propuesta del Centro se basa en su experiencia en estas mesas de trabajo, así como en un estudio detallado de las trayectorias directivas en el subsistema EMTP. Esto incluyó análisis de datos y estadísticas públicas, entrevistas en profundidad, grupos focales y una revisión exhaustiva de la literatura nacional e internacional.
La primera iteración de la encuesta “Conocimiento, Valoración y Atributos de la Educación Media Técnico Profesional (EMTP) en Chile” ha facilitado comparaciones a nivel internacional. Según los resultados obtenidos, el 70% de la población tiene una percepción positiva o muy positiva de este nivel educativo. Además, la mayoría expresó su preferencia por invertir en EMTP por encima de la educación media científico-humanista.
El presente video, presenta la ceremonia de lanzamiento del libro “Cracks TP: Historias de vocación y talento en directores y directoras de la EMTP”, el cual contó con la presencia destacada de Raúl Figueroa, exministro de Educación, y Magdalena Plant, socia de Red Directiva, quienes ofrecieron sus perspectivas sobre esta iniciativa.
Este libro aborda temáticas clave para potenciar la calidad de la EMTP de manera transversal y desde la visión de diversos actores con una mirada desde la práctica y desde la academia. Son cuatro los grandes temas desarrollados en la publicación: Gobernanza y Políticas Públicas, Currículum y Proceso de Enseñanza-Aprendizaje, Buenas prácticas de establecimientos TP; y Desafíos y Oportunidades. La edición representa a cerca de mil liceos y más de 40 mil estudiantes del país que estudian este nivel educativo.
El CILED junto a Fundación Nocedal organizaron el seminario “Vincula TP”, en el cual participaron diversos actores del sector público, privado y la academia, con el fin de reflexionar en torno al escenario actual y los desafíos de articulación entre la Educación Media Técnico Profesional (EMTP), el sector productivo y la educación superior.
A continuación se presenta el video del seminario, y los videos de pitch de las prácticas y proyectos exitosos de vinculación que se presentaron en dicho espacio.
A fines de julio de 2023 en el Instituto Politécnico Bicentenario Juan Terrier Dailly –ubicado en Curicó- ocurrió un evento que para Álvaro Basualto Moreno –su director- fue la instancia más memorable de su carrera profesional. Fueron visitados por País Digital a través de su iniciativa “Academia Programa tus Ideas”, instancia en la que participaron equipos de estudiantes de 3° y 4° Medio de la especialidad de Programación y se reconocieron a los tres primeros lugares.
Pero lo que lo emocionó a Álvaro no fue el reconocimiento en sí mismo, sino ver a estudiantes –quienes se caracterizaban por sus dificultades actitudinales y su timidez para hablar en público- apasionados, comprometidos y ‘camiseteados’, presentando sus proyectos con una fluidez que él nunca habría imaginado. “Momentos como estos me entregan aún más convicción de que la profesión que elegí fue la ruta correcta y de que el cargo que cumplo hoy en día tiene un sentido profundo que me da plena satisfacción”.
Un líder prometedor
Álvaro Basualto es profesor de filosofía y a principios de su trayectoria profesional se desempeñó dictando clases de ética y filosofía en establecimientos escolares en las comunas de Macul, Santiago y San Ramón (RM). En esas experiencias, Álvaro comenzó a involucrarse en el área curricular y accedió a un magíster en esta línea.
Este líder asegura que las bases de su liderazgo están inspiradas por la entonces directora de un colegio de la comuna de San Ramón; “Aprendí el significado de la relación humana con el docente y que movilizar a una comunidad educativa se logra en la medida que empatizo, creo en las capacidades y habilidades profesionales de mi equipo y trabajo colaborativamente”.
Luego de tres años trabajando como docente, la Fundación Educacional Comeduc le ofreció a Álvaro el cargo de jefe técnico en el colegio Nora Vivians Molina de Recoleta y fue ahí donde la jefatura de la institución vio en él un enorme potencial para dirigir y movilizar a una comunidad educativa. Así, en el año 2011 le propusieron un nuevo desafío: ser parte del equipo directivo del Instituto Juan Terrier (JTD), ubicado en Curicó. Luego de dos años como jefe técnico en dicha institución, le ofrecieron desempeñarse como director en este establecimiento tradicional que en la actualidad tiene 123 años de historia en la comuna de Curicó.
Una ruta clara
Se estima que 3 de cada 10 ‘curicanos’ egresaron del JTD, un establecimiento escolar reconocido en la cuidad, así como las 8 especialidades que imparten. El 80% de los estudiantes que cursan Educación Media Técnico Profesional en el JTD eligieron ese establecimiento escolar convencidos por la especialidad en la que se querían desarrollar.
Así, cuando Álvaro asumió como director, se dio cuenta de que movilizar a esta comunidad educativa requeriría mucho trabajo y convicción: los docentes tenían una larga trayectoria en el colegio y las cosas funcionaba de una determinada manera desde antaño.
Para este desafío Álvaro recordó el consejo de una directora “a los docentes hay que tratarlos con afecto, pero también con firmeza (…) No firmeza en temas de sanción, sino de que se den cuenta de que tú estás convencido de un trabajo colaborativo” y fue así como buscó convencer y movilizar a la gente con objetivos claros y compartidos, abriendo un camino de cambio en la institución.
El primer gran trabajo para conducir al cambio fue entregar herramientas y capacidades técnicas a los docentes, convenciéndolos de que lo fundamental se da al interior de las salas de clases. Luego, se potenciaron liderazgos intermedios para, finalmente, pilotear, en ciertas especialidades, la metodología del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).
Sobre ésta última, se dieron cuenta de que era una metodología que tenía un impacto muy positivo en el desarrollo de aprendizajes de los estudiantes y se continuó impulsando su desarrollo, apuntado a la resolución de problemas desde la innovación y contextualizados a la Región del Maule.
Permear un sello
Álvaro dice convencido que en su comunidad educativa trabajan para tener como sello distintivo la innovación, concepto que debe estar en sintonía con la ruta de mejora que se han propuesto. Y fue lo que les permitió ser un Liceo Bicentenario a partir del año 2020. Para el director eso marcó un antes y un después, puesto que todo su equipo visualizó que la ruta que estaban desarrollando había sido acertada y ha tenido un impacto claro que es reconocido fuera del colegio. Sin ir más lejos, fueron el tercer proyecto mejor evaluado a nivel nacional al momento de postular a esta convocatoria.
Con este sello han invertido mucho en infraestructura, se han certificado en dos normas ISO –9.001 y 21.001-, lo cual ha impactado en el ordenamiento de la gestión institucional y han fortalecido la relación con su entorno como elemento clave en la educación técnico profesional. Además, el clima organizacional ha mejorado en los últimos años, y sus resultados no descienden del 86%. Álvaro cree que es por el ambiente ‘humano’ que se da dentro de la organización. “Mi liderazgo está fundamentado en creer en el otro”.
A lo largo del tiempo, se han dado cuenta que son los mismos estudiantes quienes reflejan el impacto de su trabajo. A pesar de que este año se dio una baja nacional de los resultados del Simce –producto de la pandemia- en el JTD los resultados fueron mejores incluso que en períodos anteriores, subiendo 30 puntos en la prueba de matemática. Adicionalmente, han promovido que sus estudiantes participen activamente y sean reconocidos en instancias como Soluciones para el Futuro –de Samsung- , Go Innova –de INACAP y SaviaLab -FIA-, donde han destacado.
En el primero de ellos, un equipo del JTD el año pasado obtuvo el primer lugar nacional con su proyecto “Agro Detect”, que consistía en un sensor capaz de detectar el exceso de pesticidas en el ambiente. “Uno se da cuenta de que, pese a las dificultades que hoy en día el sistema educativo está viviendo –principalmente en el ámbito de la convivencia escolar- desde esta forma de enseñanza-aprendizaje reforzamos esta área, potenciando el trabajo en equipo”.
Tanto Álvaro como su equipo ven un notorio cambio en la autoestima de los estudiantes cunado se reconocen como capaces de generar ideas que van en beneficio de problemáticas que ellos ven a diario. “Ese es el estímulo que necesitamos para hacer nuestro trabajo”, agrega.
En el CILED estamos convencidos del valor de la educación Media Técnico Profesional. Por eso, en este video presentamos 5 de las principales ventajas que vemos en la educación TP, así como algunos datos que las respaldan, y que nos hacen creer que “El futuro es TP”.