La Tercera | Carta al director de Soledad Ortúzar: Liderazgo de Liceos Bicentenario

Señor Director:

Los resultados obtenidos por los Liceos Bicentenario en la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), donde 14 de ellos destacan entre los 25 colegios públicos de mejor desempeño, demuestran una vez más el rol fundamental del liderazgo directivo.

De hecho, esta política pública fue diseñada bajo el pilar -sustentado en evidencia nacional e internacional- del gran impacto que tiene un buen director para movilizar calidad y oportunidades en sus comunidades educativas.

¿Qué distingue a un buen director? Además de establecer metas claras, con responsabilidad por los resultados y foco en los aprendizajes, tiene una firme convicción de que todos los estudiantes, sin importar su origen ni condición, pueden aprender y alcanzar su máximo potencial.

Es de esperar, entonces, que en medio del deterioro que enfrenta la educación pública en nuestro país, seamos capaces de priorizar con sentido de urgencia buenas políticas públicas.

Soledad Ortúzar

Académica UDD y directora ejecutiva CILED

El Mercurio de Valparaíso | Carta al director de Christian Lazcano: Altos niveles de estrés

Los resultados de la encuesta PULS de este año, realizada por Global School Leaders, muestra que, en todo Latinoamérica, nuestro país tiene los niveles más altos de estrés en directores de jardines y escuelas.

Más allá delas diferencias metodológicas con el estudio en cuestión, el tema merece atención, ya que el estrés podría contribuir, por ejemplo, en la alta deserción de líderes escolares. En la Facultad de Educación de la Universidad del Desarrollo, hemos observado quela probabilidad de que un director deje su cargo en el primer año ronda el 18%. Este preocupante dato subraya la urgencia de comprender las causas detrás de este fenómeno.

La complejidad de las organizaciones escolares impone demandas crecientes que, sin los recursos necesarios, afectan tanto a los directores como a sus comunidades. Lo paradójico es que incluso solucionar este problema puede ser un desafío estresante: requiere un sistema coherente que evalúe las demandas y provea los recursos necesarios para enfrentarlas.

Políticas públicas en torno a un sistema de trayectoria directiva deben ser diseñadas para atender estas necesidades y garantizar el bienestar de quienes lideran nuestras escuelas, fortaleciendo así la calidad educativa.

Christian Lazcano, académico Facultad de Educación; Stefanie Wenderoth, coordinadora de Prácticas Pedagogía Educación Básica, Universidad del Desarrollo

Diario Financiero | Carta al director de Soledad Ortúzar: Priorizar los Aprendizajes

El impacto del liderazgo y la gestión directiva en la calidad de la enseñanza es incuestionable. Así lo demuestra la evidencia disponible de los últimos 40 años. De hecho, una reciente investigación del académico Jason Grissom (Vanderbilt Peabody College), quien en octubre visitó la Universidad del Desarrollo, revela que, mediante apoyo y formación, elevar el desempeño de un director escolar del percentil 25 (entre los de menor rendimiento) al percentil 75 (entre los de mayor rendimiento) genera un aumento en aprendizajes escolares equivalente a 1 a 3 meses por año en Lectura y Matemática. Asimismo, influye de manera positiva en la asistencia escolar, el bienestar docente y la retención de profesores de excelencia.

Dado que los recursos son siempre escasos y se prevén cifras desalentadoras para el ítem educación en la Ley de Presupuestos 2025, dotar con mayores herramientas a los directores, de modo que mejoren la gestión en sus escuelas, fortalezcan la labor de sus docentes y movilicen el aprendizaje de los estudiantes, es una inversión costo-efectiva que las políticas públicas y las instituciones en general deberían tener en cuenta.

Soledad Ortúzar

Directora Ejecutiva CILED

La Tercera | Carta al director de Soledad Ortúzar: Directores que movilizan aprendizajes

En una reciente entrevista a Ellen Goldring, publicada en La Tercera, la académica y experta en liderazgo educativo planteó un tema clave para nuestra realidad educativa nacional: la necesidad de construir un sistema de trayectoria profesional para docentes que deseen asumir roles directivos.  

Un sistema de trayectoria robusto y articulado para líderes educativos podría jugar un rol clave, dado que reconoce que los directivos son fundamentales en el aprendizaje de los estudiantes, demuestra que existen líderes capaces de generar este impacto —y que es posible darles apoyos diferenciados— y permite generar incentivos que motiven a directores que obtienen buenos resultados a permanecer en el sistema.

Necesitamos una política pública que haga del liderazgo escolar una carrera atractiva para docentes y directivos, basada en principios respaldados por la evidencia. Una revisión de la literatura comparada muestra algunos elementos claros sobre cómo estructurar esta trayectoria, como lo son estándares de liderazgo, formación de alta calidad, contratación selectiva, sistemas de evaluación y apoyo, supervisión efectiva, gestión de datos para identificar talentos y articulación entre niveles para proporcionar apoyos (sostenedor-escuela).  

Una cosa es clara: se requiere la voluntad de todos los actores educativos para instalar este tema en la agenda pública. Solo de esta manera será posible asegurar que todos los estudiantes puedan contar con directores que generen en sus escuelas las condiciones que se requieren para movilizar aprendizajes.

Soledad Ortúzar

Directora ejecutiva

Centro de Innovación en Liderazgo Educativo (CILED)

El Dínamo | Columna de Soledad Ortúzar: Educación Técnica y Progreso

El Banco Mundial, en su reciente Informe sobre Desarrollo Mundial 2024: “La Trampa del Ingreso Medio”, destaca que los países que han alcanzado altos niveles de crecimiento económico han pasado por una fase de innovación, construyendo capacidades internas y desarrollando empresas generadoras de conocimiento globalizado. Además, subraya que la mayoría de esos países han logrado tales avances invirtiendo en una educación técnica de calidad, alineada con las necesidades del mercado laboral.

Estos resultados son una referencia relevante para Chile. En nuestro país, cerca del 40% de los estudiantes se gradúa de un establecimiento de educación media Técnico Profesional (TP), y cada vez más optan por continuar con la educación superior TP. Esta modalidad educativa se basa en el aprendizaje experiencial y fomenta habilidades del siglo XXI: dota a las nuevas generaciones de insumos para un mundo cambiante, desafiado por las transformaciones que la tecnología y la globalización están produciendo en los entornos laborales.
En el Centro de Innovación en Liderazgo Educativo (CILED), de la Universidad del Desarrollo, replicamos una encuesta de opinión pública —enfocada en este tipo de enseñanza— realizada por la CEDEFOP (Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional). Los resultados fueron alentadores: 71% de los chilenos tiene una opinión “bastante positiva” o “muy positiva” de la educación media TP, situándonos al mismo nivel de algunos países en que esta modalidad educativa es emblemática, como Alemania (73%), e, incluso por encima del promedio de la Unión Europea (67%). Además, un 78% considera que la educación técnica contribuye a superar la exclusión social en el país y un 77% cree que fortalece la economía.

A pesar de estos resultados, existe una desconexión entre la percepción positiva y la realidad. Esto se refleja en que, a nivel de políticas públicas, todavía no se ha dado suficiente impulso al desarrollo de la educación TP.

Para superar estos desafíos, es esencial que se destinen más recursos y apoyos, promoviendo la colaboración entre instituciones educativas, empresas y el Gobierno. Asimismo, es necesario crear políticas públicas que impulsen la actualización y pertinencia de la formación TP, fomentando la innovación e integrando tecnologías emergentes. De este modo, se fortalecerá la conexión entre la formación técnica y las necesidades del mercado laboral, asegurando un futuro próspero y equitativo para las próximas generaciones.

Hoy más que nunca, urge que pongamos el foco en una educación técnica que nos permita desarrollar todo el talento de nuestros estudiantes. Solo así lograremos promover la innovación y el crecimiento que Chile necesita.

Link de la columna