Bitácora de Mentoría: para líderes que acompañan, potencian y forman

La presente bitácora editable presenta 6 actividades, las cuáles tienen como objetivo guiar los primeros pasos de aquellos directores, directoras u otros profesionales, que quieren realizar procesos de mentoría para acompañar el desarrollo profesional de miembros de sus equipos. Esta herramienta al ser editable, permite que se vayan escribiendo y guardando las respuestas a las diferentes preguntas y ejercicios, con el fin de facilitar la planificación y realización del proceso de mentoría.

Además, las actividades propuestas están inspiradas en la metodología del Design Thinking, por lo que invita a desarrollar un proceso de mentoría con una aproximación más empática, colaborativa e innovadora.

Marjorie, la joven que desafió las expectativas familiares para alcanzar nuevos horizontes

Pese a la presión de su familia para seguir adelante con su carrera universitaria, Marjorie sabía que necesitaba cambiar. Con valentía, decidió buscar nuevas opciones por su cuenta, y finalmente se matriculó en Ingeniería en Logística en INACAP, en la modalidad vespertina. “Fue la mejor decisión de mi vida”, afirma con convicción.

Desde el momento en que Marjorie Quezada se enfrentó a la decisión de continuar su educación en un colegio científico-humanista o en un liceo técnico profesional, la elección fue evidente. En su familia, comenzar a trabajar desde jóvenes era la norma: su padre, conductor de micros; su madre, reponedora en un supermercado; y su hermano, que hoy trabaja en la construcción, habían seguido ese camino. Nadie había ingresado a la educación superior antes de Marjorie, y ella no veía un destino distinto para sí misma. Así, Su principal objetivo para la educación media era adquirir habilidades que le permitieran entrar rápidamente al mundo laboral, y lo práctico de la educación técnico profesional la atrajo desde el primer momento.

Decidida a seguir una formación técnica, se matriculó en el Liceo Comercial Vate Vicente Huidobro, en su comuna de San Ramón. Cuando llegó el momento de elegir una especialidad en tercero medio, investigó cada opción con detenimiento, apoyándose en sus profesores, quienes le explicaban los campos laborales y las oportunidades de cada una. Tras sopesar sus opciones, finalmente se decidió por Logística, una especialidad que la atraía por la posibilidad de estar siempre en terreno. Fue una decisión acertada.

El punto de inflexión en la trayectoria de Marjorie llegó al realizar su práctica profesional, el último requisito para obtener su título de Técnico de Nivel Medio. El liceo la preparó para enfrentar este desafío con confianza. “Siempre nos dijeron que éramos nosotros quienes elegíamos a la empresa y no al revés”, recuerda con orgullo. Y cuando fue seleccionada como la única estudiante entre 30 postulantes para hacer su práctica en el área de Logística en Nestlé, no pudo evitar sentirse ‘en shock’. Pese al temor inicial de enfrentarse sola a una gran empresa, aceptó la oportunidad con determinación.

Durante sus últimos años de liceo, Marjorie pudo aplicar lo aprendido en su práctica con gran éxito. A pesar de ser la única practicante y la única mujer en su equipo, se desenvolvió con confianza y soltura. Con el tiempo, terminó siendo la “regalona” del grupo. Sus responsabilidades abarcaban la administración de bodegas, la realización de inventarios y asegurar que siempre hubiera material disponible para los mecánicos de mantención. “Sin nosotros, las máquinas no podían funcionar, y la producción se detenía”, comenta con orgullo. La importancia de su rol la llenaba de satisfacción, y su experiencia en Nestlé fue fundamental para su crecimiento profesional. Participó en numerosas capacitaciones que la hicieron desarrollarse aún más, lo que le permitió visualizar un campo laboral atractivo en el que se sentía un aporte valioso. Además, mejoró notablemente su autoestima y seguridad en el trabajo. “Si pudiera hablar de Nestlé lo haría mil veces. Fue una experiencia maravillosa que me abrió muchas puertas (…) Feliz volvería a trabajar ahí”, recuerda con cariño.

Gracias a su excelente desempeño, tanto en la escuela como en la práctica, Marjorie fue reconocida por su liceo como la mejor titulada de su especialidad. Este logro la impulsó a dar el siguiente paso: la universidad. Fue admitida en Ingeniería Comercial en la Universidad Alberto Hurtado, pero no todo fue sencillo. “El paso de la educación media a la universidad fue muy brusco. No tenía ninguna referencia en mi familia, ya que soy la primera en ingresar a la educación superior”, cuenta. El primer año fue difícil, no solo por las exigencias académicas, sino porque Marjorie no se sentía identificada con la carrera. La carrera tampoco le permitía trabajar, lo que económicamente fue un reto abrumador. “Definitivamente, no era para mí”, reflexiona.

Pese a la presión de su familia para seguir adelante con su carrera universitaria, Marjorie sabía que necesitaba cambiar. Con valentía, decidió buscar nuevas opciones por su cuenta, y finalmente se matriculó en Ingeniería en Logística en INACAP, en la modalidad vespertina. “Fue la mejor decisión de mi vida”, afirma con convicción.

Hoy, a sus 20 años, Marjorie está completamente motivada con sus estudios y futuro profesional. Además, trabaja en la central de colectivos de La Granja, donde se encarga de la coordinación de las rutas y la mantención del orden en los recorridos. Gracias a este trabajo, ha logrado independizarse y ahora vive con su pareja, complementando su vida laboral y académica con éxito. “Cuando tenía 17 años, jamás pensé que podría vivir sola, trabajar y estudiar al mismo tiempo… pero hoy lo hago, y mantengo mi vida estable”, comenta con una sonrisa.

Al mirar atrás, Marjorie reconoce el impacto decisivo que la educación técnica tuvo en su vida. “El liceo me enseñó todo lo que sé, y gracias a ellos soy quien soy ahora“, reflexiona con gratitud. Aprecia profundamente el acompañamiento vocacional y los conocimientos que le permitieron destacar en su práctica y enamorarse de su campo profesional, elementos que siempre llevará consigo, pues considera que fueron la base fundamental para seguir Ingeniería en Logística. Con grandes expectativas para el futuro, Marjorie tiene claro que su potencial no tiene límites. “Sé de lo que soy capaz“, afirma con determinación, lista para enfrentar los nuevos desafíos que se avecinan.

Diego Elorza, el innovador social que convirtió su startup en una ONG

En 2016, Diego Elorza fundó Urbanatika, un emprendimiento social dedicado a promover el desarrollo urbano sostenible y la regeneración ecológica en las ciudades. Su organización se especializa en planificar y ejecutar proyectos que buscan transformar los entornos urbanos en espacios más verdes, saludables y resilientes, respondiendo a los desafíos del cambio climático. Urbanatika rápidamente ganó reconocimiento, obteniendo múltiples premios y fondos tanto a nivel nacional como internacional, lo que permitió a Diego viajar a Inglaterra para explorar e innovar en el ámbito agrícola. Sin embargo, cuando el proyecto alcanzó un punto crucial, Diego decidió, tras un proceso de discernimiento ético, convertirlo en una fundación sin fines de lucro. 

Diego creció en una población de Conchalí y luego se trasladó con su familia a una villa en Quilicura, donde la parroquia desempeñaba un rol importante en la comunidad, tanto por su influencia territorial como por su fuerte conciencia social. Este sentido de responsabilidad social le fue inculcado por su abuela, una activa dirigente comunitaria. “Crecí viendo cómo el apoyo mutuo y el trabajo comunitario pueden cambiar vidas”, recuerda Diego. 

Debido a su contexto socioeconómico desafiante, sus padres vieron en la educación técnico-profesional una vía para mejorar su futuro y lo inscribieron en el Liceo Industrial Chileno Alemán, con la esperanza de asegurarle mejores oportunidades. El esfuerzo era considerable: Diego pasaba cuatro horas diarias en transporte público, combinando micro y metro para llegar al liceo y regresar a casa. Al momento de elegir una especialidad, sus profesores le recomendaron Electrónica, reconociendo su potencial y asegurándole que era la mejor opción para un futuro prometedor. No se equivocaron; Diego se destacó rápidamente en su área, y junto con su formación parroquial y comunitaria, pudo sentar las bases para su futuro en la innovación social y tecnológica. 

A pesar de su formación académica, Diego dedicaba gran parte de su tiempo a participar en una comunidad religiosa de su población, lo que lo llevó a formar una pastoral en el colegio, donde rezaban, acompañaban y escuchaban a estudiantes en situaciones difíciles. “Había una realidad súper compleja; estudiantes de familias con altos ingresos económicos y otros provenientes de contextos más vulnerables”, recuerda Diego. Esta diversidad le brindó una comprensión profunda de las desigualdades sociales. 

En cuarto medio, experimentó la formación dual, que significaba asistir solo dos días al liceo y pasar el resto de la semana trabajando a tiempo completo como practicante en una empresa de laminado de acero, donde se desempeñaba en mantenimiento electrónico. La práctica les daba a Diego y a los otros practicantes un apoyo mensual de 50 mil pesos, y en ocasiones, la empresa otorgaba un bono de $50.000 a los trabajadores contratados que hicieran alguna innovación. Aunque Diego no estaba en esa categoría, sus aportes fueron tan valiosos que hicieron una excepción: una de sus innovaciones mejoraba el rendimiento de los residuos del acero en el proceso de salida del horno, y otra estaba relacionada con sistemas de compensación de agua para las duchas. 

Estas primeras experiencias en el mundo laboral y el consejo de uno de sus profesores lo convencieron de estudiar Ingeniería en Automatización en INACAP. Los dos primeros años de estudio fueron muy fáciles para él, ya que su formación en el liceo y la experiencia en la formación dual le habían dado una base sólida que lo hacía destacar entre sus compañeros, especialmente en el manejo de la técnica, herramientas y laboratorio. 

Sin embargo, en ese momento, Diego no estaba tan motivado por los estudios, ya que se encontraba en un proceso de discernimiento vocacional con los jesuitas para decidir si su vida sería la del sacerdocio o la del matrimonio, basado en tres pilares de acción: vida apostólica, comunitaria y sacramental. Dedicaba gran parte de su tiempo a la presidencia de una agrupación social con personalidad jurídica que postulaba a fondos y apoyaba a comunidades en situaciones de alta vulnerabilidad en Quilicura, y también como coordinador de la pastoral juvenil de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de esa comuna. 

Su participación en la parroquia lo llevó a viajar por diferentes partes de Chile, incluyendo misiones en Chiloé, el norte del país en fiestas tradicionales y otras regiones. Durante ese tiempo, reflexionó profundamente sobre su futuro. Consideró la posibilidad de convertirse en sacerdote. “En el último proceso de discernimiento, logré vincular lo que estudié con una pregunta que me surgió en una misión humanitaria en Bogotá, Colombia: ¿cómo se podría dar acceso ‘disponible’ al agua potable a la población de San Luis?” Esta pregunta fue el punto de partida para la creación de Urbanatika, su emprendimiento social que luego transformó en ONG. 

Diego ya cuenta con tres diplomados en EDTECH, Docencia Universitaria y Emprendimiento e Innovación Tecnológica. Actualmente, se desempeña como docente universitario en la carrera de Ingeniería en Automatización y Robótica en la Universidad Andrés Bello y como Ejecutivo Senior de Innovación en Transferencia Tecnológica en el área de Software y Recursos Pedagógicos en la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile. Su objetivo es cursar un doctorado, y en la actualidad, tiene dos grandes sueños en lo profesional. 

El primero está relacionado con que Urbanatika pueda crear negocios sostenibles a bajo costo: “Me frustra profundamente que una lechuga, que tiene un costo de producción entre $200 y $500, se venda por $1.000 o $1.500, y que en el Diario Financiero aparezca que una startup de cultivo hidropónico en la comuna de Quilicura -mi comuna- ha levantado 6 millones de dólares (…) y que no haya capacidad de reducir el costo de la canasta familiar”. Diego sostiene que hoy en día existe tecnología para reducir los costos de producción agrícola y está determinado a demostrarlo, ya que es necesario intervenir en la cadena de suministro, con producción sostenible, tecnificada, distribuida y local, aplicando inteligencia artificial, automatización y robótica. 

El segundo sueño de Diego es vincular a los liceos industriales de Chile y crear una red de manufactura distribuida para la industria 4.0. “Esto podría acelerar el desarrollo de la industria de I+D -investigación y desarrollo-, que está muy rezagada en Chile, además de la inversión actual del gobierno en esta materia. Tenemos la capacidad y la masa crítica para lograrlo desde los liceos técnico-profesionales.” 

El discernimiento ha sido una constante en la vida de Diego. Reflexionando sobre la educación técnico-profesional, Diego cree que estos liceos tienen una responsabilidad enorme, ya que son fundamentales para la producción del país. Muchos liceos industriales en Chile están vinculados con importantes industrias nacionales, como SOFOFA, ASIMET y la Cámara Chilena de la Construcción, entre otras. No obstante, asegura que faltan herramientas de emprendimiento y negocios sostenibles, y sugiere que nunca se debe perder de vista el factor humano: “Los liceos TP reciben estudiantes en situaciones socioeconómicas muy complejas, pero que de alguna manera sostendrán la economía del mañana si se invierte en el potencial de la manufactura local y distribuida del país”. 

Marcelo Cofré, el estudiante inquieto reconocido como el mejor profesor de Chile. 

“Como mecánico, me encantaba resolver problemas en los autos, pero era una satisfacción personal (…) En cambio, cuando me tocaba guiar a estudiantes en su práctica, veía sus avances y eso me llenaba de profundo orgullo”. 

Marcelo Cofré proviene de Cunco, una pequeña ciudad a 60 kilómetros de Temuco. Durante su etapa inicial, se destacó por ser inquieto y poco aplicado en los estudios. Al terminar octavo básico, cuando sus padres le preguntaron si quería continuar en un liceo científico humanista o en uno técnico profesional, no lo dudó: sabía que lo suyo era lo práctico. 

Para estudiar en el Liceo Politécnico Pueblo Nuevo de Temuco, tuvo que mudarse a los 14 años a una nueva ciudad, donde vivió junto a su hermano de 16 en una pequeña habitación. “Vivíamos en una pieza de tres por tres, tenía que cocinarme y organizar mis recursos… Era complicado, y la verdad es que podría haberme desordenado”, recuerda. Marcelo cree que el liceo fue clave en su trayectoria educativa y laboral. Nunca aspiró a continuar estudios superiores: “Me motivaron mucho a superarme, a creer en mí mismo… Me hacían sentir bien, con ganas de ir al colegio”, comenta. 

En primero medio, aunque se sentía atraído por la especialidad de electrónica, agradece la orientación vocacional recibida durante los primeros años en el liceo, que lo llevó a descubrir su verdadera pasión: la mecánica. Fue una decisión acertada. Recuerda con especial cariño a su profesor de especialidad, Don Juan Trillar, quien, aunque estricto, siempre fue cercano y reforzaba positivamente a sus estudiantes. Además, les motivaba a involucrarse en proyectos para la comunidad, como soldar canastos de basura para la junta de vecinos o colaborar en proyectos con la municipalidad. “En general, en los primeros semestres tenía muy buenas notas, pero me relajaba en el segundo semestre y no me importaba bajar mi rendimiento. Don Juan me hizo ver que uno debe ser consistente y esforzarse siempre”, rememora. 

Con los mejores recuerdos de su colegio, un sólido conocimiento en mecánica y motivación para seguir desarrollándose, Marcelo ingresó a Ingeniería Mecánica en INACAP. Recuerda claramente su primera clase: “Me angustié porque pensé que no sería capaz, pero con el tiempo entendí que estaba muy bien preparado y me fue excelente”. También destaca que su título de Técnico de Nivel Medio le permitió trabajar en una planta de revisión técnica desde que egresó de la educación media. Aunque su familia siempre lo apoyó económicamente, él siempre fue consciente de no pedirles demasiado. 

Tras completar su carrera, comenzó a trabajar como técnico de maquinaria en una empresa rectificadora de motores, donde rápidamente destacó por su trato con los clientes y su habilidad en herramientas y plataformas digitales, cualidades que no eran comunes entre sus compañeros. Gracias a su desempeño, le confiaron grandes clientes, y después de tres años, una de esas empresas le ofreció un trabajo. 

La oportunidad era atractiva, así que la aceptó, se capacitó y se certificó como Técnico de Automotores en Electricidad, desempeñándose allí durante tres años. Sin embargo, lo que más le motivaba en ese trabajo era la posibilidad de trabajar con estudiantes en práctica. “Me identificaba con ellos y quería que aprendieran, trataba de enseñarles lo más posible, corrigiéndoles tanto en lo práctico como en sus actitudes”, cuenta. Con el tiempo, esa interacción con los estudiantes se convirtió en la parte más gratificante de su trabajo. Como mecánico, me encantaba resolver problemas en los autos, pero era una satisfacción personal (…) En cambio, cuando me tocaba guiar a estudiantes en su práctica, veía sus avances y eso me llenaba de profundo orgullo”, reflexiona. 

Luego, como en una escena de película, mientras leía el Diario Austral, vio un anuncio para un puesto de profesor en el Liceo Politécnico Pueblo Nuevo, su antiguo colegio. Con la ayuda de su esposa, rápidamente armó su currículum y lo entregó personalmente. “Fue una sensación muy extraña volver al colegio después de 10 años; estaba cambiado, remodelado”, recuerda. El proceso de selección fue rápido, y el colegio apostó por él, ofreciéndole igualar las condiciones laborales de su antiguo empleo, a pesar de que buscaban a alguien con menos horas y sueldo, lo que confirmaba que era la persona indicada para el cargo. 

Después de 18 años como profesor de mecánica en el mismo colegio, Marcelo sigue firmemente comprometido con la docencia. Su pasión es evidente en sus logros: junto a su equipo docente y el departamento de prácticas y titulación del establecimiento, elevó el porcentaje de estudiantes que realizaban prácticas profesionales del 35% al 85%. Además, implementó ‘Mecánicos en Acción‘, un proyecto que surgió ante la preocupación de un estudiante que sentía que no había aprendido lo suficiente durante la pandemia. Fuera del horario escolar, reparaban autos de docentes, vecinos y miembros de la comunidad, inspirando a los estudiantes y fortaleciendo su confianza. ‘Mecánicos en Acción’ se convirtió en un referente nacional de innovación, ganando el concurso ‘Elige Innovar’ y posicionando al Liceo Politécnico Pueblo Nuevo como un centro de excelencia en educación técnico-profesional. 

Otro de sus proyectos emblemáticos es “Socioemociónate con el desafío go kart”, un programa que combina la enseñanza de habilidades técnicas con el desarrollo de la inteligencia socioemocional. Este proyecto invita a estudiantes que no pertenecen a la especialidad de mecánica, y que enfrentan problemas en el ámbito de la convivencia, a construir autos junto a sus compañeros de mecánica. Compartir y trabajar en equipo les ha permitido no solo aprender una habilidad técnica, sino también desarrollar la capacidad de gestionar sus emociones y mejorar sus relaciones interpersonales.  

En 2023, Marcelo fue galardonado con el prestigioso “Global Teacher Prize”, convirtiéndose en el primer docente de la Educación Técnico-Profesional en recibir este reconocimiento a nivel nacional. Este premio celebra a los educadores que han hecho contribuciones excepcionales a la profesión y a la vida de sus estudiantes. Para Marcelo, y para todo el país, fue un momento de gran orgullo. 

Actualmente participa activamente en el Consejo Asesor Técnico Profesional del Ministerio de Educación, como una extensión natural de su compromiso y liderazgo con la mejora continua de la educación técnico-profesional en Chile, la cual afirma que “no solo equipa a los estudiantes con habilidades técnicas, sino que también les brinda la oportunidad de desarrollarse integralmente y alcanzar sus sueños“.  

Allison Olivares, la reina del fungiturismo en Juan Fernández 

Aún hoy, el liceo del cual egresó le pide que dé charlas a estudiantes para que visualicen cómo podría ser su trayectoria tras estudiar la especialidad técnica en Servicios de Turismo o una carrera profesional de Ecoturismo posteriormente. A ellos les dice: “Si se dedican a lo que aman, estarán condenados al éxito” y “saber es poder”, alentándolos a estudiar siempre que tengan la oportunidad, ya sea a través de internet, un curso breve o un diplomado. 

Allison Olivares, originaria de Viña del Mar, pasó su infancia y parte de su adolescencia en España, donde vivió con su madre. Enamorada del país, se veía a sí misma desarrollando una carrera como fotógrafa o diseñadora en el viejo continente. Sin embargo, los planes cambiaron abruptamente cuando, a los 12 años, su madre decidió regresar a Chile, llevándola de vuelta a su antigua casa en Quilpué. “No sabía nada de Chile, no quería volver… al principio fue horrible“, recuerda. 

En medio de este nuevo escenario, la familia decidió que Allison ingresara al Liceo de Gastronomía y Turismo de Quilpué, ya que estaba cerca de su casa y un amigo de la infancia le había dado muy buenas referencias del lugar. Durante primero y segundo medio, los estudiantes recibían clases tanto de Gastronomía como de Turismo, lo que les permitía explorar ambas áreas y decidir con autonomía cuál especialidad elegir en tercero medio. Para Allison, los paseos en terreno de la especialidad de Turismo fueron fundamentales para comenzar a reconciliarse con Chile: “Siempre me gustó la fotografía, así que me llamaba mucho la atención ir a lugares naturales y ver tanta naturaleza; en España veía mucha ciudad y patrimonio“. Fue así como decidió optar por la especialidad de Turismo. 

Después de esos dos años de adaptación, Allison finalmente se sentía feliz en tercero medio. “Me encantó la especialidad, teníamos muy buenos profesores que nos enseñaban distintas ramas del turismo… ahí encontré mi pasión y supe que quería seguir desarrollándome en esa área“. 

A los 17 años, Allison ingresó a estudiar Ecoturismo en el Duoc UC de Valparaíso, una carrera centrada en el turismo en entornos naturales. “Al principio, sabía mucha información técnica que la mayoría de mis compañeros no manejaban, y junto a la experiencia laboral que adquirí en las prácticas, sentí que entré con muchas herramientas que me dio el liceo y una muy buena base para sobresalir“. Además, gracias a sus conocimientos, Allison trabajó durante las vacaciones de verano en el Centro de Buceo Austral Divers de Quintay, a cambio de certificaciones de buceo. 

En 2018, cuando le faltaban solo sus últimas prácticas para titularse, CONAF le ofreció la oportunidad de realizarlas en el Archipiélago Juan Fernández. Seis años después de aquella experiencia como practicante, Allison sigue viviendo en la isla desde entonces y visualiza su vida en esta remota localidad, ubicada a 670 kilómetros del continente. 

Inquieta y con una profunda conexión con el entorno, Allison se ha desempeñado en todo tipo de trabajos y actividades ligadas a la educación ambiental y la conservación en la isla: impartió clases de educación ambiental en una escuela Montessori, trabajó en la municipalidad como parte del gabinete del alcalde, creó libros ilustrados sobre flora y fauna endémica, y se dedica al turismo a través de su emprendimiento Active Ecoturism. Sin embargo, lo que nunca ha dejado de lado son los talleres y actividades gratuitas que organiza para los niños, niñas y jóvenes de la comunidad. “Creo que es mi manera de retribuir lo mucho que me ha dado la isla“, comenta. 

El reconocimiento como ‘Mujer Impacta’ en Mujeres en Turismo en Chile 2023 lo recibió por ser pionera del fungi turismo en la isla. Allison siempre sintió atracción por lo mágico y místico, aspectos que veía reflejados en los hongos, pero nunca había tenido la oportunidad de explorarlos, ya que nunca había estado en un lugar con tanta variedad de funga. Durante su primer invierno en Juan Fernández, quedó impresionada con la abundancia de ‘Amanita muscaria’, el icónico hongo rojo con pintas blancas, que se encontraba en distintos sectores del poblado San Juan Bautista de la isla. “Entonces pensé, si acá está lleno de hongos, ¿cómo será en zonas inhóspitas de la isla?” comenta. 

Allison comenzó a investigar los hongos, como la Callampa de Pino -que es comestible-, además de una gran diversidad de especies en el bosque endémico, muy diferentes a las del poblado. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no había información completa sobre la funga de Juan Fernández, a pesar de que el archipiélago es un parque nacional y reserva mundial de la biosfera, conocido por su riqueza en especies endémicas. 

Determinada a llenar ese vacío, Allison organizó talleres y programas de fungi turismo, que tuvieron una excelente acogida, aunque se enfrentó a la barrera de la falta de información. En sus búsquedas, encontró la Fundación Fungi y les propuso un proyecto de investigación para catalogar la funga de la isla y protegerla. “Puede que haya hongos endémicos y no lo sabemos“, les dijo. 

El proyecto se concretó y Allison obtuvo los permisos necesarios para extraer muestras. En las primeras expediciones realizadas esta temporada, logró colectar aproximadamente 30 hongos diferentes que ahora están siendo analizados biológicamente. Con esta información, se creará una guía de los hongos del archipiélago. “Estoy muy ansiosa esperando los resultados y que haya alguno que no estaba identificado (…) Este proyecto recién comienza y tomará años esta gran investigación científica“. 

Reflexionando sobre sus logros y desafíos futuros, Allison declara que quiere seguir en el mismo lugar, pero con su proyecto Active Ecoturism más consolidado, con un equipo de profesionales que trabajen con ella e integren a la comunidad local. A pesar de los desafíos de vivir en la isla, como la lejanía de la familia y los amigos, Allison siente que sus proyectos personales le dan la fuerza para continuar. 

Desde su casa, cuenta que tiene una vista hermosa hacia el mar y los cerros. “Me hace sentir como si viviera de vacaciones“, dice, feliz. Mirando atrás, agradece a la Educación Media Técnico Profesional por haberla acercado a lo que de verdad la apasiona. “Los liceos TP te orientan muchísimo hacia tus intereses y, además, tienes la opción de salir con un título que te permite seguir profesionalizándote… creo que es una muy buena manera de asegurarte un futuro“. 

Aún hoy, el liceo del cual egresó le pide que dé charlas a estudiantes para que visualicen cómo podría ser su trayectoria tras estudiar la especialidad técnica en Servicios de Turismo o una carrera profesional de Ecoturismo posteriormente. A ellos les dice: “Si se dedican a lo que aman, estarán condenados al éxito” y “saber es poder“, alentándolos a estudiar siempre que tengan la oportunidad, ya sea a través de internet, un curso breve o un diplomado. 

Cómo fortalecer la gestión pedagógica en la EMTP (herramienta)

Este recurso es parte de la serie “De líderes para otros líderes”, la cual aborda preguntas como: ¿Qué hacen los líderes educativos TP que logran buenos resultados en aspectos que suelen ser desafiantes para la mayoría? ¿Cuáles son las estrategias que los han ayudado, en la práctica, a abordar esas situaciones desafiantes?


Así, la presente herramienta presenta un conjunto de estrategias que, de acuerdo a diversos líderes y expertos TP resultan clave para fortalecer las capacidades institucionales para la gestión pedagógica. Dicho recursos permite además realizar una autoevaluación de parte de los equipos directivos para definir en qué medida están incorporando dichas estrategias y cuáles podrían potenciar dentro de su gestión.

Además junto a la herramienta se presenta una infografía con la síntesis de las estrategias propuestas (ver “Recursos relacionados”). 

Cómo desarrollar una mentalidad de crecimiento para la mejora educativa en la EMTP (herramienta)

Este recurso es parte de la serie “De líderes para otros líderes”, la cual aborda preguntas como: ¿Qué hacen los líderes educativos TP que logran buenos resultados en aspectos que suelen ser desafiantes para la mayoría? ¿Cuáles son las estrategias que los han ayudado, en la práctica, a abordar esas situaciones desafiantes?

La presente herramienta entrega un conjunto de prácticas o estrategias que, de acuerdo a la literatura especializada y expertos TP, resultan clave para promover una mentalidad de crecimiento y cambiar la cultura escolar hacia una de mejora y aprendizaje continuo. Dicho recursos permite además realizar una autoevaluación de parte de los equipos directivos para definir en qué medida están incorporando dichas estrategias y cuáles podrían potenciar dentro de su gestión.


Además junto a la herramienta se presenta una infografía con la síntesis de las estrategias propuestas (ver “Recursos relacionados”). 

Liderar la equidad de género en la EMTP

En esta segunda versión de la serie “Nunca dejes de Aprender” seguimos trayendo nuevas temáticas claves para el liderazgo escolar TP, entre ellas la relevancia de que los líderes de establecimientos escolares técnico profesionales puedan impulsar la Equidad de Género en sus comunidades educativas.

Para esto en el siguiente video, se presentan algunos de los principales beneficios de liderar dicha temática, entre ellos romper círculos viciosos en la elección de especialidad, asegurar una educación inclusiva en la EMTP que visibilice las desigualdades de género, y aportar al desarrollo del sector productivo y a nivel país.

Además, en la ficha que se presenta a continuación, se profundiza en los mencionados beneficios, y se presentan orientaciones clave para que los líderes puedan impulsar la equidad de género, , tales como promover procesos de elección de especialidades que fomenten aspiraciones profesionales diversificadas según género; garantizar procesos formativos inclusivos; intencionar la formación de equipos docentes diversos en términos de género; y asegurar prácticas profesionales oportunas, pertinentes y libres de discriminación para estudiantes mujeres.

Finalmente, se presentan diferentes recursos para seguir profundizando en la temática.

Liderar la orientación vocacional en la EMTP

En esta segunda versión de la serie “Nunca dejes de Aprender” seguimos trayendo nuevas temáticas claves para el liderazgo escolar TP, entre ellas la relevancia de que los líderes de establecimientos escolares técnico profesionales puedan impulsar la Orientación Vocacional en las comunidades educativas.

Para esto en el siguiente video, se plantean algunos de los principales beneficios de liderar dicha temática, entre ellos apoyar procesos de toma de decisiones informadas; considerar los intereses y aspiraciones de los estudiantes para su futuro y aumentar la probabilidad de acceso de los estudiantes a la educación superior.

Además, en la ficha que se presenta a continuación, se profundiza en los mencionados beneficios, y se presentan orientaciones clave para que los líderes puedan impulsar la orientación vocacional, tales como promover la reflexión participativa en torno a la temática; fomentar la colaboración con las familias; generar redes con estudiantes de generaciones anteriores; promover experiencias que permitan a los estudiantes ampliar su mentalidad y conocimiento sobre sus posibilidades futuras; abordar la temática también desde el ámbito socioemocional. Finalmente, se presentan diferentes recursos para seguir profundizando en la temática.

Liderar el desarrollo de las habilidades para el SXXI en la EMTP

En esta segunda versión de la serie “Nunca dejes de Aprender” seguimos trayendo nuevas temáticas claves para el liderazgo escolar TP, entre ellas la relevancia de que los líderes de establecimientos escolares técnico profesionales puedan impulsar las Habilidades del siglo XXI en sus comunidades educativas.

Para esto en el siguiente video, se presentan algunos de los principales beneficios de liderar dicha temática, entre ellos lograr mayor sintonía con las demandas del mercado laboral, la relevancia de habilidades como el pensamiento crítico, creatividad, colaboración, y la necesidad de la formación ciudadana.

Además, en la ficha que se presenta a continuación, se profundiza en los mencionados beneficios, y se presentan orientaciones clave para que los líderes puedan impulsar las habilidades del SXXI, tales como poner el foco en habilidades v/s contenidos; estudiantes al centro; facilitar la colaboración de forma transversal; una evaluación que reconozca las habilidades; dar espacio a la experimentación y el fracaso; y promover alternancias con el sector productivo.

Finalmente, se presentan diferentes recursos para seguir profundizando en la temática.