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- Desarrollo Profesional
Autor: Magdalena Fernandez
Año: 2021
Mientras Yerko Echeverría estudiaba Licenciatura en Matemáticas en Antofagasta nunca se imaginó que en 2022 sería director de un liceo en la misma región. Cuando supo que tendría una hija -a sus 21 años- con más ahínco terminó su carrera logrando proseguir estudios de postgrado en la ciudad de Santiago. Con el nacimiento de su segunda hija regresó a Calama en busca de trabajo. La primera oferta que recibió fue como profesor de matemáticas y sin dudarlo la aceptó. “Ahí me di cuenta que era lo mío”, dice, decidiendo posteriormente sacar la pedagogía en la Universidad Católica del Norte -paradójicamente- junto a dos de sus exalumnos.
Yerko nació en Calama y proviene de una familia donde sus padres, con mucho esfuerzo, sacaron adelante a su familia. Si bien estudió en un liceo científico humanista, si tuviese que volver a estudiar, dice lo haría en un liceo técnico profesional, pues la posibilidad de aprender una competencia adicional a lo que propone el currículo nacional cree que habría sido una gran ayuda para su vida. Por ejemplo, le encantaría poder reparar los aparatos eléctricos de su casa, pero, como no entiende de electricidad, le asusta.
En los 21 años de trayectoria que tiene en educación -como docente y director- Yerko no ha dejado de estudiar y cuestionar, pues siempre encontró que la gestión en los establecimientos se podía hacer de mejor manera y eso fue lo que precisamente le sembró la esperanza de convertirse algún día en director.
Y lo logró con esfuerzo. Yerko cuenta con 2 títulos universitarios, realizó 3 diplomados, 2 magíster y 2 máster; el último de ellos lo llevó a conocer y enamorarse de las neurociencias, el sello que intenta imprimir desde que llegó a dirigir el Liceo Politécnico Diego Portales Palazuelos en Tocopilla. Esta ciencia busca entender cómo aprenden los alumnos para ejecutar la enseñanza de forma eficaz y es el paradigma que representa la columna vertebral del liceo. En lo práctico profundiza el aprendizaje basado en proyectos, el uso de la tecnología y la formación por competencias. Se cuestiona cómo incorporar la emoción en el aula, cómo trabajar la atención, cómo lograr que los estudiantes quieran conocer más. Cada vez que puede, Yerko intenta transmitirles a los docentes que uno es capaz de enseñar de manera distinta.
Yerko dice emocionado creer que por fin está cumpliendo sus metas. Que aquello que lo motiva a seguir trabajando con tanta pasión es transformar vidas, que niños y niñas de contextos vulnerables tengan oportunidades para surgir, porque a él tampoco nada se le dio fácil: tuvo que estudiar y aprender mucho, vivir sin trabajo y adaptarse a distintas condiciones laborales.
“Desde estas experiencias y propósitos, me di cuenta que tengo la capacidad, las competencias y habilidades para liderar”.
Para él sus logros son los que alcanzan los estudiantes. Recuerda orgulloso aquella vez cuando, como profe de matemáticas en el Colegio Leonardo Da Vinci de Calama, se propuso que su curso obtuviera los mejores puntajes comunales en la Prueba de Selección Universitaria -PSU- y lo lograron. Para ello preparó un plan estratégico de mejora de resultados: comenzó con un diagnóstico, luego se realizaron trabajos focalizados y se monitoreó constantemente para ver avances y focos de mejora. Aún recuerda la llamada de un estudiante la misma noche que recibió los resultados, queriendo compartir su alegría de que, por el buen puntaje obtenido, había logrado entrar a estudiar Medicina en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Yerko asegura que lo más memorable de su trayectoria son aquellos mensajes que le llegan por Facebook de niños que conoció como adolescentes y ahora como adultos, muchos de ellos profesionales, valoran su trabajo. “Es una satisfacción impagable”.
Este director quiere que su liceo se convierta en uno de excelencia y para ello, se autoimpone una exigente rutina de trabajo diario: lo que antes significaban unos minutos más en la cama, ahora los aprovecha para leer temas de liderazgo; revisa las actividades de cada miembro de su equipo y diariamente evalúa si los indicadores del plan de mejora se cumplen o no “y si no se logró, bueno, al otro día tendré la posibilidad de alcanzarlo”. Entre risas cuenta que en su casa a veces lo molestan porque no logra salir del papel de director.
Yerko rechaza todo lo que sea impositivo y autocrático. Intenta que todos los que componen su equipo crean en su proyecto y se motiven en cambiar vidas y realidades de sus estudiantes que vienen de contextos muy vulnerables. Para ello, siempre mantiene las puertas abiertas para conversar, dialogar y llegar a acuerdos con toda la comunidad educativa. Siempre tiene un tiempo para quienes necesitan de su ayuda y espera que, mediante el trabajo colaborativo, se puedan alcanzar todos los objetivos y metas trazadas en bien del establecimiento que lidera.
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