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Alannis, la profesional en Electromecánica que transforma estereotipos en liderazgo 


Autor: Magdalena Frontaura
Año: 2024

En el Liceo Politécnico de San Joaquín (RM), la orientación vocacional es un proceso integral que permite a los y las estudiantes explorar todas las especialidades técnico-profesionales del establecimiento desde primero medio. Este enfoque asegura que, al llegar a tercero medio, puedan tomar decisiones informadas sobre su especialidad, basándose en sus intereses y en cómo ésta se conecta con su proyecto de vida. 

Para Alannis, este proceso fue una experiencia reveladora. Aunque inicialmente se sentía atraída por la especialidad de Electricidad, al pasar por las diferentes áreas descubrió que su verdadera pasión estaba en Electromecánica – disciplina que combina la electricidad y la mecánica para diseñar, construir y mantener sistemas y equipos. A pesar de que solo un 5% de estudiantes de esa especialidad son mujeres, eligió seguir el camino que realmente la inspiraba y romper los estereotipos de género.  

Su decisión no solo marcó un hito personal, sino que también la conectó con su historia familiar. Su padre, un experimentado tornero —profesión que consiste en fabricar piezas precisas para maquinaria y equipos industriales— había estudiado en el mismo liceo y compartido las aulas con el mismo profesor de especialidad que ahora enseñaba a Alannis. La conexión generacional quedó clara cuando al enterarse de quién era su padre, el docente comentó con orgullo: “Esta cabra es igual de buena que su papá”. 

El liceo también ofrece un modelo de educación dual que combina clases teóricas con aprendizaje práctico en empresas. Alannis completó su formación dual y su práctica en Nestlé, donde trabajaba en el mantenimiento de las líneas de producción. Fue ahí donde su maestro guía la alentó a postular al programa Estatuto Joven de la empresa, una modalidad que permite a los empleados trabajar y estudiar simultáneamente. 

Ese momento marcó el inicio de un vertiginoso desarrollo académico y profesional. Cinco años después, Alannis sigue en Nestlé, ahora ocupando un alto cargo. Fue la única de su generación en completar una carrera en ingeniería electromecánica en INACAP, demostrando que la perseverancia puede abrir puertas incluso en contextos dominados por hombres. Sin embargo, su camino no estuvo exento de desafíos. “Todavía se cree que las mujeres no tienen manos para la mecánica”, comenta. Cuando escuchaba comentarios como “tienes que cuidar tus manos, porque yo me enamoré de mi señora por sus manos”, respondía con firmeza: “¿Y a mí qué me importa?”. 

Esa actitud desafiante y de confianza en sí misma también la mostró desde el principio en su trabajo. Cuando llegó a Nestlé y se asignaron tareas solo a los hombres, Alannis se levantó y demostró que podía realizarlas igual o mejor. Esa determinación le permitió ganarse rápidamente el respeto de sus colegas y avanzar en su carrera. 

En poco tiempo, Alannis pasó de ser técnica en mantenimiento a desempeñarse como administrativa en el rol de custodia de activos fijos, aprovechando al máximo todos los cursos que la empresa le ofreció. Más adelante, comenzó a colaborar con el equipo de planificación de mantenimiento, lo que le permitió adquirir experiencia y ampliar sus habilidades. Hoy, se desempeña como planificadora de mantenimiento y su labor consiste en gestionar y coordinar las tareas del equipo, además de supervisar la logística de los repuestos. Su rol exige una combinación de planificación estratégica, gestión operativa y programación detallada, áreas en las que ha demostrado destacarse. “Creo que vieron en mí mucha actitud y entusiasmo”, reflexiona Alannis, orgullosa de su crecimiento dentro de la compañía. 

A sus 22 años, Alannis no descarta seguir estudiando. Su consejo para los y las jóvenes es claro: “Nunca dejen los estudios por el trabajo. Si se necesita el dinero, se pueden hacer las dos cosas”. Su meta está bien definida: establecerse en un campo cerca de Puerto Varas, en el sur de Chile, y liderar como gerenta una planta de Nestlé en la zona. 

Al mirar hacia atrás, Alannis destaca con gratitud el apoyo de su profesor de especialidad, cuyos constantes incentivos la hicieron creer en sí misma. “Esos buenos comentarios terminan formándote, te hacen sentir bien y saber que tú puedes”, asegura. También reconoce el acompañamiento de la psicóloga del colegio, quien la ayudó a superar su dispersión y a desarrollar la responsabilidad que hoy la define. Y, por sobre todo, el apoyo incondicional de su familia, quienes siempre confiaron en sus habilidades y aspiraciones. 

Alannis está convencida de que la clave para superar las adversidades de trabajar en sectores tradicionalmente dominados por hombres radica en su empoderamiento y competencia. “Con una actitud firme y un carácter decidido, puedes destacarte y demostrar, paso a paso, que los estereotipos de género no definen ni limitan las capacidades de nadie”, asegura.  


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